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Historia - Aiarakoudala

Apuntes de la Historia de la Tierra de Ayala

La palabra Ayala es de raíces vascas, como la mayoría de la toponímica de su demarcación, si bien, los historiadores no se ponen de acuerdo en cuanto a su significado, que para unos significa declive de la eminencia; para otros lado de la vertiente, y otros la traducen por pastizal.

Con el nombre de Ayala se conocen o han conocido en la provincia de Álava, una Cuadrilla, una Hermandad, un Arciprestazgo, un Señorío, un Ayuntamiento y un Santuario.

La Cuadrilla de Ayala, la tercera de las que estuvo dividida la provincia de Álava  comprendía las Hermandades de: Ayala, Arceniega, Arrastaria, Llodio y Urcabustaiz.

La Hermandad de Ayala tenía la misma extensión que la Tierra de Ayala, con los treinta y seis pueblos mencionados.

El Arciprestazgo de Ayala ha variado mucho de extensión a través de los años.

El Señorío de Ayala varió también mucho de extensión al paso de los siglos. Fernán Pérez de Ayala y su hijo el Canciller levantaron en Quejana un conjunto de edificaciones para su residencia y enterramiento, porque la Casa de Ayala consideró este sitio como su lugar solariego, por mercedes reales y por compras adquirieron dominio en diversos lugares, formando así un Señorío jurisdiccional, no territorial.

Este Señorío llegó a comprender, además de la Tierra de Ayala, los valles de Arrastaria, Cuartango, Llodio, Orozco y Urcabustaiz, las villas de Arceniega, Subijana, Ormijana, Morillas y parte de la de Tuyo, la ciudad de Orduña y algunas porciones de terreno en Baracaldo. En estos lugares nombraban o confirmaban las justicias, tenían algunas propiedades y percibían ciertos tributos.Sobre la jurisdicción de los Señores de la Casa de Ayala en la Tierra de Ayala, su función consistía en nombrar el Alcalde mayor o Gobernador. Estos Señores no percibían en la Tierra de Ayala tributo alguno por razón de Señorío. Eran patronos y percibían los diezmos, a veces compartidos, en varias parroquias, con la obligación de sostener el clero y los edificios parroquiales. Casi todas estas parroquias, en su arquitectura, tienen una silueta característica de cierta uniformidad: Amurrio, Llanteno, Retes de Llanteno, Menagaray, Murga, Izoria, Menoyo, Respaldiza, Zuaza, Maroño, Lecámaña, Barambio, San Román y Santa María de Unzá en Oquendo, Beótegui, etc.

El Ayuntamiento de Ayala, con sus veinticuatro pueblos, tal y como es hoy, se formó por resolución de la Diputación de Álava del 17 de noviembre de 1842, que la confirmó el 2 de enero de 1843. Dentro de la jurisdicción de este Ayuntamiento se encuentra lo más caracterizado y significativo de la Tierra de Ayala el Campo y Mesa de Zaraobe, lugar de Juntas Generales y electivas, monumento Histórico-Foral; Respaldiza, con la iglesia donde se reunieron durante siglos las autoridades ayalesas en Junta de Ayuntamiento y Regimiento, donde se hallan los sepulcros del legendario don Vela y de su hijo Vela-Velázquez, la Casa Consistorial y el Histórico Archivo de la Tierra de Ayala; Quejana, centro espiritual de Ayala, cuna, morada y panteón de la nobilísima Casa de Ayala; el Árbol Malato de Luyando, o más bien, el lugar donde estuvo, hito o mojón jurídico de los vizcaínos con sus Señores; el Priorato Benedictino de Añes, fundado hace más de l 100 años y el de Obaldia en Madaria, de fundación posterior ; varias de las principales casas-torres, como las de Orive y Orive-Salazar en Sojo, hoy casi allanadas, y las de Murga, en Murga y Llanteno, que yerguen su gallarda figura, carcomida por los siglos y multitud de casas armeras de tiempos más recientes.

En la villa de Alegría de Álava, en el lugar en que antiguamente hubo un poblado, llamado Ayala, se conserva un santuario románico, dedicado a la Madre de Dios, con la advocación de Santa María de Ayala.

Huellas prehistóricas

En la segunda década de este siglo fueron descubiertos tres dólmenes megalíticos, dos en Añes, en la llanura conocida con el nombre de Las Campanas y el otro en Menoyo, en el término de Olétar ’. Estos monumentos funerarios datan de unos 2.500 años antes de Cristo, lo que indica que estas tierras estaban pobladas en aquellos remotísimos tiempos.

En excavaciones recientes han aparecido abundantes restos humanos, hachas de piedra, afilados discos de sílex y otros objetos, que, en parte, han sido clasificados.

Orígenes

Los orígenes de la Tierra de Ayala entran en el ámbito de los orígenes de otros pueblos que forman la península Ibérica, de cuyos primeros pobladores todavía falta por esclarecer la incógnita. Probablemente este enigma nunca dejará de serlo.

Menéndez Pelayo, después de reconocer que la primitiva clasificación de las gentes hispánicas está llena de dificultades, dice que lo que tiene por más cierto y averiguado es:

  • La existencia de una primitiva inmigración, que algunos llaman turania y otros, con mejor acuerdo y más prudencia, se limitan a apellidar eúscara o vascona.
  • Una primera invasión indo-europea, la de los íberos.
  • Una segunda invasión aria, la de los celtas, que con los íberos formaron el pueblo celtíbero.

Los últimos estudios arqueológicos y etnográficos han demostrado que las tierras dela región vasca vienen siendo habitadas desde la época del eneolítico, unos 2.500 años antes de Cristo, por gentes que presentaban los mismos caracteres étnicos que los actuales.

«Los españoles primitivos no nos dejaron historias escritas. Lo que de ellos sabemos procede de griegos y romanos, quienes al hablar de España fueron poco explícitos».

Los datos más antiguos y controlados que se conocen son del griego Estrabón, que vivió un siglo antes de Cristo y del romano Plinio el Viejo, del siglo I, y de Claudio Ptolomeo, egipcio, del siglo II.

Por las descripciones que hacen de España Estrabón y Plinio se aprecia que la tribu de los Autrigones se extendía desde Briviesca y Pancorvo hasta el mar Cantábrico, ocupando las tierras de Bureba, Losa, Mena, Ayala, las márgenes del Nervión, Encartaciones, Bilbao, etc.

Según opiniones recientes, del río Nervión hacia el este era territorio ocupado por los autrigones y los cántabros ocupaban la zona del oeste.

Costumbres y religión primitivas

Pocos años antes de la venida de Jesucristo, Estrabón , el más antiguo de los geógrafos cuyas  obras se conservan, nos presenta el cuadro de estas comarcas, habitadas por tribus rudas e inhumanas, con elementales costumbres jurídicas recibidas de otros pueblos y sin organización de Estado, señalando como causa de esta inhumanidad y fiereza, no tanto a las guerras, como al apartamiento de núcleos de viviendas más organizadas.

Los habitantes de estas regiones «veneraban a un dios sin nombre en las noches de plenilunio, haciendo las familias fiestas y danzas a las puertas de sus casas. Inmolaban a Marte machos cabríos, caballos y prisioneros y, al modo griego, sacrificaban una vez al año hecatombes. Sobre las entrañas de las víctimas tomaban los auspicios. De sus costumbres jurídicas, aparte del rigor con que la pena de muerte se ejecutaba despeñando a los reos y lapidando a los parricidas, lo más saliente que Estrabón refiere era la condición de las mujeres, que si labraban el campo como los hombres, hasta en el parto usaban el rito de forzar a sus maridos a simular paridad de condición acostándolos y cuidándolos; el marido, entre los cántabros, dota a la mujer; las hijas son instituidas herederas y arreglan los matrimonios de sus hermanos, ejerciendo, según el geógrafo Amasia, sobre los hombres un imperio que no consideraban muy civil, pero que indica una superioridad de talento sobre éstos, no excepcional en los pueblos atrasados y que todavía en tiempos recientes, han señalado entre las gentes vascongadas observadores extranjeros».

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